1. Realice un inventario de sus fortalezas como orador. No se le ocurra pensar que usted no tiene puntos fuertes como comunicador, porque por supuesto que los tiene, todos tenemos algunos ¿Cuál es su mayor ventaja competitiva como orador, cuál su ventaja como profesional en un área específica? ¿Qué lo hace superior, especial o único en su vida? ¿Cuáles son sus fortalezas más resaltantes en la comunicación oral?
2. Identifique sus debilidades y cómo remediarlas. Escriba cuales son los tres principales obstáculos para comunicarse eficientemente. Sea específico, descríbalos. Ahora diga ¿cómo va a comenzar a ganar la pelea?, ¿cómo disminuirá cada debilidad?, ¿qué buenos hábitos adquirirá?
3. Ejercicios de eliminación de la tensión del rostro., relaje los músculos de la cara, le ayudará a articular mejor y no tartamudear. Por supuesto que este ejercicio debe hacerlo en privado, no delante del público. Repita varias veces los siguientes dos ejercicios:
a. Comprima el rostro, frunza el ceño, comprima los músculos de la frente, cierre los ojos con fuerza y comprima los labios y todo el rostro. Ahora, relaje el rostro plácidamente, lentamente, lo más lento que pueda, y dibuje una sonrisa en su cara. Repita el ejercicio.
b. Estire la boca, tanto como le sea posible, abra la boca y los ojos, estire la mandíbula. Ahora, lentamente, lo más lento que pueda, relaje el rostro y dibuje una sonrisa. Repítalo.
4. Ejercicios de respiración, a última hora unos buenos ejercicios de respiración le ayudarán a calmar los nervios y pronunciar con mayor facilidad su intervención. Si está ya ante el público, simplemente haga repetidas y profundas respiraciones abdominales. Si no ha salido al público, si está en privado, póngase de pie, cierre los ojos, coloque una de sus manos abiertas sobre su pecho y la otra sobre su abdomen. Respire lenta y profundamente de manera abdominal. Sienta como su abdomen se llena. Repita el ejercicio. Respire lenta y profundamente.